jueves, junio 28, 2007

¿ES ESTO HONRAR LA MEMORIA DE LOS MUERTOS?

Gabriela Castellanos

Acabo de escuchar al presidente Uribe hablar por televisión, negando que haya habido intento de rescate a los diputados. Puede ser cierto lo que dice. No lo sé, y quizás no lo sabremos nunca. Nos han mentido tantas veces. Pero lo que no entiendo es cómo puede concluir, por eso, porque no hubo intento de rescate, que no habrá zona de despeje, que no se hará nada para acabar con la tragedia de los secuestrados que aún viven, como si no importara su vida ni el dolor de sus familias.


¿Es esto honrar la memoria de los muertos? ¿Es esto recordarlos, a esos mismos que quizá hoy estarían vivos si el gobierno hubiera cedido un ápice, si hubieran respondido a los llamados de los familiares que tantas veces suplicaron que hicieran algo por propiciar la libertad de los que ahora sólo verán como cadáveres, si acaso llegan a verlos? ¿Qué respuesta le está dando el gobierno a los familiares de los diputados?
¿Qué alientos les está dando a los familiares de los otros secuestrados y secuestradas, los que todavía están vivos?

Creo que nadie puede desconocer la responsabilidad de las FARC en lo que acaba de suceder, ya sea que haya habido o no intento de rescate. Todos y todas sabemos que cometen asesinatos, que masacran a los campesinos, que cometen toda clase de delitos atroces, incluyendo el secuestro, que no les importa lo que sintamos ni los familiares ni los demás. ¿Pero realmente tendrán más o menos poder, estarán las FARC más cerca de la derrota, porque el gobierno se niegue a dar un paso para que tantos colombianos y colombianas retenidos injustamente puedan recuperar su libertad y volver a vivir una vida normal? ¿Quién gana algo con eso?


Sólo en la ilusión de quienes deciden desde la lógica insana de la fuerza y de la muerte puede haber alguna ganancia continuando el sufrimiento de los secuestrados. Esta negativa a ceder en lo más mínimo sólo puede parecer ganancia para quienes, ante un adversario criminal, no alcanzan a contemplar otra salida que demostrar dureza, aún cuando con eso no logren aniquilar al otro, ni siquiera debilitarlo. Porque lo que importa es mostrarse duro, mostrarse fuerte, no demostrar vulnerabilidad, aunque al final pierdan ambas partes por igual, aunque al final no quede nadie ni nada en pie.

En algún momento la gente de este país, todos y todas nosotras, tenemos que dejar de apoyar esta locura de la mano dura, de la venganza. En algún momento tenemos que decirle a Uribe, al ejército, al mundo, que hay que buscar otra alternativa. Que en la guerra nadie gana, sino sólo los que trafican con la guerra. Que no podemos seguir usando la palabra “patria” para justificar el odio y el rencor. Que tenemos que construir un país donde no impere ni el odio de las FARC ni el corazón de piedra de Uribe.

28 de junio de 2007. 1:00 p.m.