lunes, octubre 09, 2006

Encuentro negro se toma el espacio del Chontaduro

Por: Vicenta Moreno.

La Casa Cultural “El Chontaduro” iluminó su recinto el pasado 30 de septiembre cuando 5 Ong, con el pretexto de celebrar el aniversario de la Ley 70, decidieron poner en común su negro pensar. Cautivaron a 100 personas entre jóvenes y adultos durante 3 horas sin parar; había allí gentes de diferentes barrios de la ciudad, en su mayoría del distrito de Aguablanca: constructores, vendedores ambulantes, trabajadoras del hogar, estudiantes, universitarios, artistas y hasta una monja y un sacerdote.

La función empezó a las 6:00 p.m., media hora después de que los "cautivos" iluminarán el recinto para charlar, tomar tinto, reconocerse y reencontrarse. Una voz de mujer interrumpió el corrinche leyendo una pancarta que decía: “Oralidad y Resistencia del Pacífico” e inmediatamente un apagón de luces oscureció completamente el lugar. Según los organizadores, éste es un símbolo de su cultura expandida en los últimos rincones del país donde se encuentran hasta en las noches más oscuras para contar sus historias, elevar sus voces con su cantar y hacerse cómplices de la noche a la luz de antorchas, de velas o mechones.

Después del apagón, un silencio inundó el espacio durante 5 minutos. Sólo se podían percibir las miradas que destilaban luces de esperanza como 200 luceros en medio de la noche y las sonrisas picarescas, como anunciando el devenir.

Y luego del silencio una luz de vela acompañaba un pensamiento que decía:

“Hoy cuando las luces cibernéticas de la ciudad encandelillan mis ojos,
dejaré que broten las historias de mi gente,
escritas sobre mi piel y en las entrañas de la tierra,
las raíces de los árboles,
en el agua del mar y de los ríos,
el eco del viento,
la piel, en los animales,
en las piedras,
en la arena,
en el universo.

Y por encima del estallido de la guerra, dejaré salir mis entrañas
las voces de los abuelos, las abuelas, bisabuelos, tataraabuelos,
de los vivos y de los muertos, de las sabias y los sabios,
brujas, curanderos, hechiceros, hablaremos largo rato
les contaré lo nuevo, haremos jugos de voces con arrullos, alabaos, jugas y currulaos,
entonados de tal forma que se escuchen en todo el mundo y se unan con otros cantos y otras historias capaces de silenciar la Guerra.

En medio de la oscuridad, empezaron a encenderse 50 velas acompañadas de negros pensamientos, sentires y saberes de los cautivos.

Aunque tod@s querían seguir por más tiempo el ritual del fuego, hubo que interrumpir para escuchar a Cristina Moreno, quien venía de Bogotá, y a Santiago Arboleda, de la Universidad del Pacífico; dos personas inquietas e investigadores de la narración oral afrodescendientes invitadas a compartir con los y las allí presentes sus sentires y saberes.

Compartieron conceptos nuevos, aclararon confusiones, dejaron muchas dudas, pero, sobre todo, dieron mucho ánimo a la gente para llevar con orgullo a la luz del día sus negruras, y para seguir chismoseando y llamándose familia donde quiera que se encuentren.

La cosa no terminó allí; después de la conversa de Santiago, de Cristina y de la gente que intervino, vinieron los alabaos, las décimas y los cuentos y el baile del currulao que se fueron desenvolviendo al sabor del café y el chontaduro humeante y fresquecito que ofrecieron.

Así concluyó el encuentro y los asistentes recalcaban: “cuando vayan a hacer una cosa de estas me avisan que aquí estoy en primera fila”.

Las 5 ong cautivadoras de personas amenazan con seguir oscureciendo otros espacios de la ciudad como una propuesta alternativa para acabar con el pas,pas,pas,pas... y fortalecer los símbolos de Paz.

Esta es una muestra de que las organizaciones afro-urbanas están buscando, en medio de la globalización, estrategias de resistencia que les permita organizarse con sus propios valores.

Cali, Octubre de 2006