lunes, octubre 02, 2006

Descubren remedio contra el suicidio en la Comuna 9 de Cali

Por Norma Lucía Bermúdez.

Un grupo de mujeres, participantes del proceso de capacitación en artes y oficios que ejecuta la Corporación Educativa ALFA en desarrollo de la estrategia de economía solidaria de la secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali, hicieron desistir del suicidio a Lucy N., una de su compañeras, quien acosada por el desempleo y las deudas, decidió que la única salida era quitar la vida a sus dos pequeños hijos y la suya propia.

Lucy, quien se desempeñó durante diez años en el Diario El País de esta ciudad, fue despedida hace más de un año, al cumplir los treinta y cinco de edad. Desde entonces, el drama del desempleo la ha ido acorralando y a pesar de su capacitación, sus únicos ingresos en todo este tiempo provienen de prestar sus servicios aseando casas y apartamentos. Sus deudas han ido creciendo y los cobros judiciales ya anuncian la pérdida de su conexión al teléfono y los servicios públicos, así como el embargo de su casa.

El día en que recibió esta última noticia no tenía dinero tampoco para comprar alimentos para ella y sus hijos, así que decidió que el primer dinero que obtuviera lo destinaría a comprar un veneno para acabar de una vez por todas con su sufrimiento y el de sus hijos.

Ese día no asistió al curso de capacitación en artes y oficios y tanto sus compañeras de estudio, mujeres habitantes de sectores populares de esta ciudad como las personas de la Corporación Educativa Alfa, quienes siempre la veían llegar al curso en compañía de su hijo y su hijita, decidieron averiguar por qué. Fue entonces cuando se dieron cuenta de su crisis y decidieron actuar.

Pronto se organizó una acción solidaria consistente en conseguirle una remesa, asesoría jurídica para negociar su deuda con el Municipio y actividades para colectar fondos y pagar las facturas de servicios públicos vencidas.

Aunque Lucy aún continua desempleada y adolorida por haber sido despedida o desechada por su edad, ahora sabe que no está sola en el mundo. “Nunca me imaginé que le importara tanto a alguien”.

Aunque es de pocas palabras, docentes y compañeras pueden ver el cambio en su semblante, que parece haber recobrado luz. “Es la luz de la esperanza que da la solidaridad”, afirma Edilma, una de las impulsoras de la colecta. Y agrega Luis Fernando su docente de proyecto de vida: “Son actos pequeños, que lo que hacen es recordar a las personas y sobre todo a las mujeres, su gran valor y su inmenso potencial de resistir al entorno adverso”

Octubre 2 de 2006